Me he dado cuenta que no soy nada,nadie ni de nadie.
Vivimos en un mundo para luego irnos.
El tiempo,¿quíen lo sabe?,ni tan siquiera es seguro.
Soy madre,esposa,hija, hermana,nieta,tia,sobrina...
pero todo eso se rompe en el momento que dejamos de existir.
Dejamos un vacio triste y amargo,oscuro y frio.
¿Miedo a irme?,quizás sí.
La vida es el mayor regalo que jamás hayamos recibido.
No viene con lazos ni papel de regalo,tampoco con instrucciones.
Somos cada uno de nosotros quienes ponemos las reglas a este juego de la vida.
Tenemos que ir superando cada prueba para poder llegar a la meta .
Lo que no sabemos es que cada prueba tiene una fase,un tiempo y una dificultad.
Somos nosotros los que ponemos los obstáculos y las dificultades.
Nadie dijo que este juego fuese fácil.
Primero está el llegar a ella,encontrándonos con un cariño incondicional.
Un amor sin límites,y una mirada especial.
Después nos encontramos con una mano que nos tiende,nos cuida y nos guia.
Hasta que lleguemos al momento de encontrar otra mano a la que unirnos y formar un nuevo hogar.
Antes hemos recibido los valores para poder afrontar este nuevo reto.
Esta segunda fase es complicada,ya que eres tú el que tiende la mano,cuida y guia.
Eres tú el que tiene que reir cuando estás triste.
Eres tú el que tiene que luchar cuando no tienes fuerzas.
Eres tú el que tiene que guiar cuando no sabes el camino.
Eres tú el que tiene que llegar a la final sin saber cuál ha sido el principio.
