Cómo se respira y se aprecia la vida cuando una está tranquila consigo misma.
Sin reproches y sin dar explicaciones de nada y a nadie.
La positividad en estos momentos es de una grandeza absoluta.
Hacía tiempo,muchísimo tiempo que no sentía nada igual.
Los malestares han ido desapareciendo poco a poco sin darme cuenta de lo rápido que ha ido pasando.
Se quedó atrás,quizás en el recuerdo aunque no en el olvido,los momentos de incertidumbre,rabia,incomprensión e inquietud.
Vuelvo a sentirme la misma persona que recordaba que era,sin necesidad de pensar en cosas banales y sin importancia, ya que lo único que proporcionaban era una cierta incomodez.
El tiempo pasa y pasa dejando las huellas de lo vivido,las marcas que hacen que nunca olvidemos esos errores cometidos.
Que cierto es que la vida es el primer capítulo de nuestra enseñanza y de nuestra convivencia con el ser humano.
Es un test diario que nos va poniendo a prueba, vamos marcando nuestros pasos positivos y negativos.
Qué necesidad de complicarse la existencia cuando vivir con normalidad es sentir la esencia pura de los regalos maravillosos que ésta nos proporciona.
Hay que alimentarse de las cosas que son honestas para poder dar esas zancadas que nos lleva a un arco iris de buenos sentimientos y sensaciones y apartarnos de ir dando pasos hacia túneles que solamente nos conducen a una amarga oscuridad sin poder llegar a ver la salida.
La tranquilidad absoluta es el confort vivido desde hace al menos bastante más de medio año.
Intentaré seguir así,por mi bien y el de mi cabeza que tanto me lo está agradeciendo por ese descanso emocional que ansiaba y necesitaba.
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