Los comercios empiezan a enseñar los adornos y productos típicos navideños.
Los catálogos de juguetes asoman en los buzones.
Los corazones de los más pequeños palpitan con más intensidad.
Dentro de nada sin darnos cuenta estaremos metidos de lleno en Navidad.
Este año bastante más austera que años anteriores.Los recortes se hacen patentes a esta crisis que nos toca por completo y eso se notará en las cartas recibidas por Papa Nöel y los Reyes Magos.
Lo que no va a cambiar es la ilusión de vivir ese momento,un tiempo contradictorio de ánimos,entre los que se encuentra la nostalgía y la alegría.
Haremos todo lo que esté en nuestras manos para que el júbilo y la ilusión de los más pequeños siga vivo y lleno de magia,porque eso es parte de lo que ellos esperan para Navidad.
La felicidad y el brindis por un año que termina y uno nuevo que comienza con mayores espectativas llenas de esperanzas.Los típicos rituales,algo de oro en la copa de champagne,un toque de color rojo en la ropa interior,unas cucharaditas de lentejas,etc.
Pero lo más importante que nunca podemos olvidar e inculcar a nuestros hijos es que la Navidad es una fiesta religiosa,es la celebración del nacimiento del hijo de Dios,por lo tanto estamos llenos de gozo y de buena nueva,celebramos el cumpleaños de Nuestro Salvador,quien dio por nosotros su vida y constantemente nos entrega su amor incondicional sin recibir nada a cambio.
Por eso es un tiempo de familia, paz,alegría,armonía e ilusiones.
A lo lejos ya se escuchan los tiernos cascabeles.
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