EL VIEJO SAUCE.

Subida a la rama del viejo sauce veía como desayunabas cada mañana.
Tú no te dabas cuenta de mi presencia,pero ahí estaba yo esperándote.
Salías recién duchado con ese olor a colonia varonil que aún estando lejos su aroma llegaba hasta mí.
Te sentabas encendiendo un cigarro,cogiendo el periódico e ibas dando sorbos a tu café recién hecho.
Era el momento mágico del día,juntos pero a la vez separados por la tapia del jardín.

Mi imaginación se ponía en funcionamiento,era como algo real,era la media hora más maravillosa del día.
Yo me seguí subiendo esperando tan emocionante momento,hasta que un día no volviste a salir por aquella puerta de grandes ventanales,dejando la mesa y la silla vacía.
Desapareciste en silencio,sin decir nada,ni dónde habías ido.
Mi sueño fue desvaneciéndose como la niebla se pierde en el rio.
Mis ojos perdían la ilusión de volver a verte y de ellos brotaban  lágrimas de dolor compartiéndolas con el viejo sauce.